22/10/2025 - Aprobación Ordenanza Modificatoria N° 4387 / Octubre 2025

La sinrazón, la ceguera y los amos

"Hacer un traje a medida para determinados personajes con el rótulo del crecimiento y la mayor oferta de lotes en este esquema territorial es una falacia y un engaño a la ciudadanía. Respetar las normas es un deber y cambiarlas para beneficios personales y sectoriales es, sin dudas, de una absoluta arbitrariedad y autoritarismo", escribe el Concejal M.C. Oreste Blangini.

La sinrazón, la ceguera y los amos
Ordenanza N° 4045/19 “CODIGO URBANO DE LA CIUDAD DE ESPERANZA”.
Aprobación Ordenanza Modificatoria N° 4387 / Octubre 2025

Las dinámicas urbanas, asentadas sobre las variables sociales, económicas,
culturales y políticas de una sociedad deben estar ancladas sin dudas sobre el debate,
la participación y el consenso ciudadano, con el único objetivo de la búsqueda de un
equilibrio que siempre tenga como fin, en función de una planificación adecuada, la
defensa de una ciudad compacta, no fragmentada, con servicios, infraestructuras y
equipamientos de acceso para todos los sectores sociales que en ella desarrollan su
vida.

Esto debería ser un objetivo claro y una gran defensa contra la especulación, el uso
indebido de las variables del suelo y la desmedida voracidad de transformar áreas
rurales inadecuadas produciendo esa fragmentación tan difícil de revertir a posteriori con la acción del estado.

Dicho esto, y ante los acontecimientos de dominio público, es menester hacer algunas
reflexiones para demostrar una vez más que desde la política se puede construir con
acciones para todos los ciudadanos, o sólo para unos pocos, cuando de la mano de
los factores de poder, se encuentran quienes ostentan y pretenden “construir ciudad”
desde una mirada individual y no colectiva.
Triste es el destino de las ciudades que estando todavía a tiempo de preservar su
estilo y calidad de vida, se basen en estereotipos, preconceptos e intereses sólo
especulativos para su proyección futura, trasladando posteriormente las reales
necesidades a un estado que cada vez puede sortear menos presiones, haciendo el
gran negocio de algunos sobre el esfuerzo de una masa de aportantes y
contribuyentes, con la asombrosa dualidad que después, esos mismos profetizan
contra el estado, planteando que con la acción privada es posible construir el cielo, el
paraíso y por lo tanto, el infierno también.
Mucho fue el esfuerzo, más de 8 años de trabajo participativo, debatiendo en sociedad
y con el Concejo Municipal las acciones para Proyectar, preservar, controlar el crecimiento, plantear factores urbanísticos adecuados, un esquema de zonificación y usos pertinentes y acordes al tiempo transcurrido, logrando al final un consenso, para que en el año 2019, por “Unanimidad” y esto hay que remarcarlo, se apruebe un Código Urbano que prevé en sus parámetros la no fragmentación y un espacio de desarrollo de la ciudad con amplias posibilidades, enmarcando un área, que si bien es flexible, posee condiciones expresas para su ruptura y flexibilidad.

Por supuesto que nada es una verdad absoluta, pero sí debe reconocerse un trabajo
sistemático, holístico, metódico y de consulta permanente que fue desarrollado con mucho respeto y consenso, por eso sería esperable que a la hora de pretender cambiar y modificar el mismo, sea necesario convocar a la ciudadanía, como se hizo oportunamente, a través de sus instituciones, debatir si existe otra propuesta, pero no negar la existencia de una norma importante en esta problemática; la cual hoy es vulnerada ex profeso, a medida y antojo para satisfacer intereses personales y
corporativos; cuya aprobación no sólo fue inconsulta sino además reñida con la
institucionalidad y con el riesgo, del incumplimiento de los deberes de funcionarios
públicos.

Hacer un traje a medida para determinados personajes con el rótulo del crecimiento y
la mayor oferta de lotes en este esquema territorial es una falacia y un engaño a la
ciudadanía. Respetar las normas es un deber y cambiarlas para beneficios
personales y sectoriales es, sin dudas, de una absoluta arbitrariedad y autoritarismo.

En importante destacar y felicitar hoy a quienes no acompañaron este proyecto que no
sólo vulnera lo realizado, sino que sienta un precedente lamentable y de una
meridiana ignorancia, sólo perseguido con fines especulativos. Esos Concejales que
se opusieron y no fueron cómplices y que seguramente, si existen actores sociales o
individuales que inicien acciones legales, porque la situación es perfectamente
judicializable, quedarán enarbolados como los verdaderos defensores de la democracia y no cómplices de una acción que perjudica sin dudas a toda la ciudadanía.

Cuando se consolide la fragmentación producto de esta ordenanza y se amplíe en
dichas áreas especulativamente, ¿Quién proveerá y controlará los servicios?, ¿Quién
pagará la plusvalía de esta aprobación, perfectamente determinada en la ordenanza
existente?, ¿Quién desarrollará los equipamientos de salud, educación y demás
servicios comunitarios requeridos?; ¿Quién ejecutará las políticas de espacios públicos?, todas preguntas que no se hicieron y estaban escritas, todo esto es de una total improvisación por autoritarismo, impunidad y abuso de autoridad, y producto de un terrible retroceso que dejará en claro que gobernar para algunos no es en pos de la ciudad sino de intereses sectoriales y privados.

El uso del suelo urbano es potestad del municipio, planificar es un deber del
estado, velar por la correcta redistribución de los servicios, equipamientos e
infraestructuras es un debate constante, sobre todo, si se hace por contribución de
mejoras, la plusvalía debe aplicarse si se avanza sobre áreas no determinadas o sin
densificación, siendo en este caso que se consolida por ordenanza una excepción
además inconsulta.

Conducir para todos es de verdaderos políticos, conducir para el beneficio de
los dueños es un acto de absoluta complicidad, sobre todo si a la ciudadanía se
le cuenta otro relato.

En síntesis, la ciudad volvió a retroceder nuevamente al paradigma de hace ya varios
años donde urbanizar era producto de la improvisación, negociados y especulación, lo
que demuestra que, sin dudas, hay otro camino, el de seguir luchando ante la
ignorancia en busca de una ciudad mejor para todos.

Por : Oreste Blangini
Arquitecto / Capsf N°00115
DNI 11.758.386